Los adictos al trabajo son personas que sienten necesidad constante e incontrolable de trabajar, pasando por encima de sus necesidades personales y poniendo en peligro sus relaciones y su estabilidad emocional. En este post conocerás más de la Adicción al trabajo y cómo enfrentarla. Sigue leyendo.
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Adicción al trabajo
Muchas personas piensan que las adicciones solamente están relacionadas con el uso y abuso de diferentes sustancias químicas. Aunque tienen razón, cada vez son más los individuos que desarrollan adicciones emocionales, en la búsqueda de sensaciones y emociones que le provean placer o como mecanismos de defensa y evasión.
La adicción al trabajo es uno de los tipos de dependencia que desarrollan las personas sin la presencia o abuso de alguna sustancia tóxica. Por ello, debe prestarse atención para poder diferenciar entre una persona que ama su trabajo y está comprometida con su desarrollo profesional, y otra que es adicta al trabajo o workaholic, lo que se convierte en un riesgo psicosocial.
Para la persona que siente adicción por el trabajo, la necesidad de laborar está por encima de sus relaciones laborales y sociales e, incluso, familiares. Una de las particularidades de este tipo de adicción es que es estimulada dentro del entorno: se recompensa y se premia a quien trabaja en exceso, cosa que no ocurre con otro tipo de adicciones.
El término anglosajón workaholic, proviene de workaholism, que se relaciona con la dependencia al alcohol y, por extensión compara el exceso de trabajo con la drogodependencia. Al principio, la adicción al trabajo afectaba a los hombres en un porcentaje considerablemente mayor con respecto de las mujeres. Hoy por hoy esa brecha se ha invertido, siendo las féminas las principales adictas al trabajo. Se estima que alrededor del 20% de la población mundial activa presenta este tipo de adicción.
Concepto
La adicción al trabajo se identifica como una excesiva necesidad de trabajar de forma permanente. Es tal la dependencia que llega a afectar la salud física y mental de la persona, además de las relaciones sociales y familiares. Los adictos al trabajo dedican un tiempo excesivo para la realización de sus labores profesionales. Llegan a sentirse mal si no trabajan llegando, incluso a mostrar desinterés por las otras áreas de su vida personal.
El término workaholic se acuñó por primera vez en el año 1968, cuando Wayne Oates, un profesor estadounidense de religión, lo empleó al referirse a su propia forma de trabajar, comparándolo con el alcoholismo.
Oates definió workaholism como una “necesidad excesiva e incontrolable de trabajar incesantemente, que afecta a la salud, a la felicidad y a las relaciones de la persona”.
Los adictos al trabajo presentan diferentes comportamientos, los cuales están relacionados con algunas dimensiones, recopiladas en estudios de este tipo de adicción, de las que se pueden mencionar las siguientes:
- Compulsión por realizar trabajos duros, cargarse de trabajo y responsabilidad, trabajar fuera de horarios y tener dificultades para relajarse luego de la jornada laboral.
- Necesidad de controlar todo. No soporta cuando las cosas no se hacen del modo deseado y se salen de su control.
- Dificultad para relacionarse con sus compañeros de labores; es más importante ser productivo que mantener relaciones sanas con los demás.
- Problemas para el trabajo en equipo y para delegar tareas y responsabilidades.
- Autovaloración centrada en el trabajo, ya que se da mayor valor a los resultados del trabajo realizado, que al proceso mediante el cual se han conseguido esos resultados.
Parámetros
Como se observa, el laboradicto o adicto al trabajo es la persona que dedica más tiempo del estipulado a su trabajo, sin que sea necesario. Pero, además, hacen del trabajo el centro de su vida, resultando sumamente difícil tomarse un tiempo libre, ya que esto les genera agobio e insatisfacción. No tienen otro interés más que trabajar. En la adicción al trabajo se pueden identificar algunos parámetros, como son:
- Ocurre cuando el desempeño laboral se transforma en una obsesión y llega a ocupar gran parte de la vida de la persona.
- Con frecuencia, el laboradicto no reconoce la adicción. En la mayoría de los casos es la familia quien lo identifica, a causa de la gran cantidad de tiempo que dedica al trabajo, mismo que resta a la atención y el cuidado de la familia y los seres queridos. Este comportamiento lleva al adicto hacia un estilo de vida marginal, aislado de su entorno.
Las principales características de la adicción al trabajo son: la actitud laboral extrema, trabajando fuera de horario; dedicación exclusiva al trabajo; manifiesto desinterés hacia actividades ajenas al trabajo y deterioro de sus relaciones personales, laborales y sociales.
El perfil se orienta hacia un individuo obsesionado con su trabajo, al punto de hacerlo centro de su vida: nada lo satisface, sólo el trabajo.
Factores de riesgo de la adicción al trabajo
La adicción al trabajo es difícil de identificar, puesto que en la sociedad actual el éxito personal se mide en función del tiempo que le dedica una persona a su trabajo o su negocio: Nadie puede ser exitoso si no sacrifica su vida, su tiempo y sus afectos. En este sentido, muchos son los factores que conllevan a la adicción al trabajo, entre estos están:
- Presiones económicas en el núcleo familiar.
- Miedo a perder el empleo.
- Excesiva competitividad en el mercado de trabajo, donde se valora al trabajador que dedica todo su tiempo y esfuerzo para la organización, aún en detrimento de su vida personal. Muchas veces es más valorado quien se excede en el cumplimiento de sus funciones sobre quien cumple con lo estipulado durante la contratación.
- Necesidad de alcanzar el éxito y proyección personal y profesional.
- Imposibilidad de negarse a las solicitudes de los jefes, que pueden posponerse para luego sin que esto afecte el buen desenvolvimiento de la organización.
- Temor a las constantes amenazas de despido por parte de jefes prepotentes y abusivos.
- Falta de organización, que conlleva a la acumulación de trabajo y sobresaturación del empleado.
- Entorno familiar en crisis, por lo que la persona no desea llegar a casa y se refugia en su trabajo.
- Desmedida ambición de poder, prestigio y dinero.
- Dificultad para establecer prioridades, llegando a restar importancia a lo verdaderamente significativo, como la familia.
- Educación y tradición familiar, en la que se le impone al hombre la obligación de ser el proveedor de su familia.
- Presión que pesa sobre algunas mujeres, quienes deben sacar a sus hijos adelante sin ayuda de sus parejas.
- Personalidad tipo A, que se caracteriza por altos niveles de hostilidad y dificultad para el manejo del estrés.
- Dificultad para delegar tareas y responsabilidades.
- Forma equivocada de manejar los retos ya que, en lugar de estimular el crecimiento profesional de la persona, la conduce hacia una espiral de trabajo obsesivo de la cual no puede salir.
Síntomas de la adicción al trabajo
Resulta complejo identificar cuándo una persona es adicta al trabajo, debido a la dinámica laboral actual en la que el más comprometido con el trabajo es el que más reconocimiento obtiene.
Claro está, en el baremo de evaluación no se toman en cuenta datos vinculados con las relaciones personales y sociales, y cómo éstas se ven afectadas en caso de adicción al trabajo. Algunos síntomas evidenciados por los trabajos adictos son:
- Excesiva necesidad de ser reconocidos dentro de su ambiente laboral.
- Son individuos que evidencian poca autoestima y que, en muchos casos, son perfeccionistas. Prefieren trabajar solos antes que hacerlo en equipo.
- Una de sus motivaciones es obtener poder, aunque no es la única. Los adictos al trabajo son en su mayoría personas que se desempeñan en cargos de responsabilidad y en un entorno con posibilidades de ascenso. Sin embargo, se presentan casos de trabajo adictos que no necesariamente cumplen con este perfil; pero todos utilizan el trabajo como una vía de escape para otros problemas.
- Estas personas, una vez que logran llegar a puestos de responsabilidad, pierden su sensibilidad humana: se alejan de sus compañeros al momento de trabajar y exigen de éstos un compromiso similar al de ellos para con su trabajo. Son extremadamente severos con ellos mismos y con los demás.
Otras características que también se evidencian en los individuos adictos al trabajo tienen que ver con el agobio que sienten durante los fines de semana, temporadas de vacaciones y todos aquellos momentos en los que deben estar alejados de su lugar de trabajo. Asimismo, se sienten imposibilitados de dejar inconclusa o pendiente cualquier tarea que le fue asignada.
Los adictos al trabajo se sienten incapaces de negarse cuando se les asignan mayor carga de trabajo; sienten que el tiempo es poco para cumplir con sus tareas y son altamente competitivos.
Las personas con adicción al trabajo son aquellas que se irritan si no trabajan los fines de semana y son los últimos en salir de la empresa donde laboran.
En su lugar de trabajo evitan delegar responsabilidades y tareas, tienen problemas para relajarse y suelen trabajar bajo presión. En el ámbito personal, suelen ser señalados por familiares y amigos de no compartir y estar aislados, puesto que evidencian una abierta distancia afectiva y social. Al final, tienen sentimiento de culpabilidad, lo que les genera un alto nivel de ansiedad. En la mayoría de los casos, los adictos al trabajo no poseen una motivación económica.
Rasgos de la adicción al trabajo
Según algunos autores, en el desarrollo de la adicción al trabajo se conjugan algunos rasgos psicológicos del individuo con el entorno en el que éste se desenvuelve. Una vez más, la complejidad se centra en saber cuál es el límite entre la adicción al trabajo y la normal dedicación a las actividades laborales.
En muchos casos, los síntomas físicos son indicadores importantes para la detección de la adicción. Los trabajos adictos suelen presentar problemas de salud como mala nutrición, agotamiento extremo, insomnio, pérdida del apetito, elevados niveles de colesterol, trastornos cardíacos, caída del cabello, dolores en los huesos, gastritis y úlceras gástricas, entre muchos otros.
No obstante, estas señales físicas por sí solas no son suficientes para detectar la adicción al trabajo. Para que el diagnóstico sea eficaz deben tomarse en cuenta aspectos psicológicos y relacionales: cómo se desenvuelve el sujeto dentro de su entorno laboral, personal y social. Tal como ocurre en otras adicciones, la familia y los miembros cercanos de la persona, son piezas fundamentales en el diagnóstico temprano. Las quejas frecuentes son claves para identificar el problema de la laborodependencia.
Pero, en el caso de la adicción al trabajo, la adicción muchas veces resulta tardía, por cuanto el adicto no llega a la desesperación que se genera por las deudas, el robo o el rechazo social, entre otros. Por esto, esta adicción comportamental se enquista en la persona y se hace complejo su diagnóstico y tratamiento. Aquí radica la importancia del manejo de información real y profesional sobre este tipo de dependencia, tanto en el entorno laboral como en el personal. De esta manera se podría hacer un diagnóstico y una intervención temprana.
Aun en la actualidad, la adicción al trabajo no está incluida dentro de los manuales de criterios diagnósticos. Sin embargo, su diagnóstico y tratamiento es similar a los que se realizan en casos de trastornos de control de impulsos, como otras adicciones comportamentales.
Perfil del adicto al trabajo
Los autores coinciden en el establecimiento de ciertos marcadores para establecer un perfil aproximado de la persona que padece adicción al trabajo. Estos rasgos tienen que ver con las particularidades del adicto, su comportamiento, el perfil psicosocial y los síntomas. Estos datos permiten identificar de forma más rápida los casos de laborodependencia, a saber.
En lo que se corresponde con los rasgos generales del adicto, se identifican características como: excesiva dedicación de tiempo y esfuerzo para el trabajo; trastorno compulsivo e incontrolable de seguir trabajando y un marcado desinterés por realizar otras actividades distintas del trabajo, suprimiendo de su vida personal y supeditados a su ejercicio laboral. De igual forma, hay otros rasgos más precisos que ayudan a identificar la adicción. Entre ellos se pueden mencionar:
- Dedica más de 45 horas semanales, entre seis y siete días, a trabajar.
- Trabaja hasta muy tarde y dedica muy poco tiempo al descanso.
- No deja de trabajar, aun estando enfermo.
- Suele llevar el trabajo a casa, haciendo del hogar su segunda oficina.
- Tiene por costumbre comer en su escritorio de trabajo, en el auto o en camino entre un trabajo y otro porque es de los que tiene varios empleos.
- No dice que no a nuevas tareas y responsabilidades en su lugar de trabajo.
- Necesita ser reconocido como “el mejor empleado” o empleado más eficiente. De esto depende su autoestima.
- Cuando recibe llamadas telefónicas de familiares y amigos, es breve y corta rápidamente para poder tener las líneas desocupadas y así atender todo lo concerniente a su trabajo.
- Siente gran impaciencia cuando debe esperar.
- Su principal tema de conversación gira en torno al trabajo.
- No disfruta del tiempo libre; es más, se pone ansioso cuando llega el fin de semana o las vacaciones.
- Si se ve obligado a tomar vacaciones o algún día libre, dedica su tiempo a pensar en el trabajo y hacer tareas relacionadas con éste.
- Estudios recientes indican que la adicción al trabajo ocurre principalmente en las mujeres con estudios básicos y con insatisfacción en las otras áreas de su vida.
En lo que respecta al perfil psicosocial, estudios arrojan que las personas que padecen adicción al trabajo suelen negar la situación, puesto que no consideran que el apego y la dependencia al trabajo sea un problema comportamental. También existen otros elementos como son:
- Alteran la información.
- Mantienen una deficiente comunicación con el entorno.
- Manifiesta alto grado de compromiso para con la empresa.
- Siempre realiza trabajo extra y carga con responsabilidades laborales aun estando en casa.
- Su jornada laboral diaria sobrepasa lo establecido en el lugar de trabajo.
- A mediano/largo plazo da señales de bajo rendimiento laboral.
- Asume la realización de tareas superfluas para justificar el exceso de tiempo que dedica a sus labores.
- Con el tiempo comienza a presentar problemas de salud.
- Atraviesa por crisis fuera del entorno de trabajo, incluyendo conflictos familiares.
Uno de los aspectos relevantes de la adicción al trabajo lo representa la negación por parte del adicto, quien siempre busca excusas para justificar su comportamiento. Ante las quejas de familiares y amigos tiene a mano una explicación para defender su dependencia.
Síntomas
En lo que se corresponde con la salud, existen ciertos síntomas que están relacionados con la adicción al trabajo, los cuales deben ser tomados en cuenta al momento de evaluar conductas laboral dependientes.
Entre estas situaciones de salud se encuentran la mala nutrición, el insomnio y trastornos del sueño, úlceras estomacales y gastritis, cansancio extremo, hipertensión y triglicéridos altos, problemas cardiovasculares, embolias y ataques cardíacos. También pueden padecer contracturas musculares, dolores óseos, alopecia y estar propensos a ciertos tipos de infecciones.
Tipos de adictos al trabajo
Para algunos autores, dedicar más de cincuenta horas semanales al trabajo es señal de adicción al trabajo. Sin embargo, otros investigadores sostienen que hay muchas personas que dedican ese tiempo y más a su ejercicio profesional, pero que disfruta de su trabajo, están motivados y mantienen un sano equilibrio entre su profesión, su familia, su vida social y sus tiempos de ocio. Por ello, se dificulta el diagnóstico de este tipo de dependencia comportamental.
En su libro Working ourselves to death: the high cost of workaholism. the rewards of recovery, Fassel indica que la diferencia entre la adicción al trabajo y el exceso de trabajo por parte de un trabajador está en que no se posee un instrumento interno que indica cuándo detenerse y cuándo es suficiente trabajo. Otros autores, como Naughton, distinguen varios tipos de adictos al trabajo, enmarcados en dos grupos de comportamientos que van desde el obsesivo-compulsivo hasta la dedicación exclusiva, a saber:
- El fuertemente comprometido: posee gran motivación para el logro de los objetivos, acepta nuevos retos y desafíos; invierte muchas horas en su trabajo, presta poca o nula atención a cosas distintas de su trabajo. Tiene baja puntuación en el comportamiento obsesivo/compulsivo.
- Adicto al trabajo compulsivo: puntúa alto en obsesión y dedicación; es incapaz de relacionarse con sus compañeros de labores; son individuos ansiosos, maniáticos y llenos de pautas agobiantes. Consideran las relaciones familiares y sociales como un inconveniente y no guardan relación entre el cargo que ocupan y la cantidad de trabajo que realizan.
- El compulsivo no adicto al trabajo: su puntuación es baja en dedicación pero alta en obsesión. Asume el trabajo como una obligación que debe cumplirse pero se compromete compulsivamente con actividades extralaborales y lúdicas.
- No adicto al trabajo: posee baja puntuación en ambas variables. No ve el trabajo como un medio para alcanzar el logro personal. Una vez culminada su jornada laboral se dedica a otras tareas puesto que su motivación está en actividades diferentes a su trabajo.
Otros tipos de adicción al trabajo
Por su lado, los investigadores Micelli, Moore y Scott propusieron, en 1997, diferentes patrones de comportamiento relacionados con la adicción al trabajo, que se mencionan a continuación:
- Compulsivo-dependiente: mantiene una relación negativa con la satisfacción laboral mientras que se relaciona de forma positiva con altos niveles de ansiedad, así como con los trastornos psicológicos y problemas físicos.
- Perfeccionista obsesivo-compulsivo: se vincula de manera positiva con altos niveles de tensión; también con problemas físicos y psicológicos, así como con la satisfacción profesional. Sus relaciones con el entorno resultan hostiles.
- Orientado a logros: sus relaciones positivas están enfocadas hacia la salud, física y psicológica. Son personas proactivas que se sienten satisfechas con su desempeño laboral y su vida personal.
- Otro grupo son los denominados “pseudo adictos”, quienes mantienen un ritmo de trabajo exigente pero sin llegar a la adicción. Trabajan para escalar posiciones dentro de la organización y para alcanzar mejoras económicas. El límite entre este comportamiento y la adicción es casi imperceptible, por lo que debe manejarse con gran cuidado.
Consecuencias de la adicción al trabajo
La adicción al trabajo conlleva a situaciones negativas dentro del entorno familiar y social de la persona que la padece. En muchos casos decanta en el divorcio, el aislamiento y las crisis familiares que alteran la sana convivencia.
De igual manera, puede ocasionar problemas de salud tales como las enfermedades cardiovasculares, ansiedad, dolores musculares y óseos, hipertensión, gastritis y úlceras gástricas, entre muchas otras.
De igual manera, puede inducir a la persona al consumo de sustancias que le ayuden a incrementar el rendimiento laboral, que le evite el insomnio y le ayuden a sobreponerse al agotamiento.
Cómo prevenir la adicción al trabajo
En una sociedad donde el mercado laboral es altamente competitivo y el éxito se mide por los triunfos laborales y la productividad dentro de las organizaciones empresariales, identificar, diagnosticar y prevenir la adicción al trabajo es una tarea compleja. Por ello, todo trabajador debe tener en cuenta lo siguiente:
- Existe un sinnúmero de actividades lúdicas, más allá del trabajo, que brindan placer y satisfacción personal.
- La jornada laboral es de ocho horas.
- Es importante aprender a delegar tareas y responsabilidades en el entorno laboral. Recargarse de trabajo es perjudicial para la salud mental y física, así como para las relaciones interpersonales.
- Evitar llevar trabajo a casa. Hacerlo la excepción, no la regla.
Una vez identificados los síntomas de la adicción al trabajo, el abordaje psicoterapéutico debe realizarse desde la misma perspectiva de cualquier otra adicción comportamental o no: el objetivo es recuperar el equilibrio entre el ejercicio de las funciones laborales y el desarrollo de la vida personal. Aprender a disfrutar del trabajo, pero no hacerlo el centro de la vida.
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