¿En qué consiste la depresión endógena?, causas

A pesar de que cada vez más se habla sobre la salud mental y se está dejando de tratar como un tema tabú, muchas son las personas que aún no tienen conocimiento acerca de la existencia de los diferentes tipos de depresión. Por ello, el día de hoy hemos querido realizar un artículo referente a la Depresión Endógena, en qué consiste, sus causas, síntomas, tratamientos y mucho más.
¿Qué Es La Depresión Endógena?
Se conoce como depresión endógena, a un tipo de trastorno depresivo mayor que muy rara vez es diagnosticado como tal, puesto que en las clínicas especializadas se le identifica simplemente como depresión general.
Esto se debe a que, esta enfermedad mental, suele manifestarse de formas muy distintas en cada persona, con matices bastantes diferentes que impiden de manera notable su clasificación, a pesar de que, hoy por hoy, han sido categorizadas la depresión endógena y la exógena.
Además, sus principales síntomas se parecen mucho a los de la depresión clínica, la que todos conocemos, caracterizada por los sentimientos de profunda tristeza que invaden a una persona y perduran durante un largo período de tiempo.
Dichos sentimientos tienen un impacto sumamente negativo en el estado de ánimo y comportamiento del que la padece, al igual que en su condición física, higiene del sueño, alimentación, etcétera. En la actualidad, se han realizado un sinfín de estudios, pero aún se debaten las causas de este tipo de depresión.
Por lo general, se cree que la depresión endógena es aquella que nace dentro del cerebro del paciente, sin necesidad de que hayan influido agentes externos. Gran parte de los especialistas en el tema, han concluido que se trata de un trastorno que es causado por una serie de factores genéticos, biológicos, psicológicos y ambientales.
Tal conclusión nos da a entender que esta se produce en ausencia de un estresor psicológico evidente, es decir, ya sea por una constitución biológica y genética o por cambios fisiológicos en el cerebro. Esto a diferencia de la depresión exógena, en donde el padecimiento si se produce como consecuencia de acontecimientos externos.
Causas
Aunque en el apartado anterior mencionamos cuáles podrían ser las posibles causas de la aparición de la depresión endógena, en este intentaremos profundizar un poco más en el tema. En síntesis, hasta el día de hoy a este tipo de depresión no se le conoce una causa externa, puesto que no se origina por vivir alguna situación negativa.
Por lo general, aparece sin más y se mantiene allí, en el paciente, pese a que las experiencias sean muy positivas. Diversos estudios han llegado a la conclusión de que es una enfermedad que surge a partir de factores biológicos en el cerebro, puntualmente en el encéfalo, que afectan de manera directa en ciertos neurotransmisores y la segregación de hormonas.
Dentro de ellas resaltan la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, cuya función es la de ser responsables de la regulación de las emociones y la disminución del estrés. En la depresión endógena, especialmente si hablamos de la serotonina, la afamada “hormona de la felicidad”, sus niveles descienden a un punto sin retorno.
A esto se le suma otra causa biológica como la que se ha hallado en los cambios estructurales existentes en el sistema nervioso central. Podríamos mencionar, por ejemplo, a la reducción del volumen de algunas estructuras situadas el hipocampo que, en buena parte, están relacionadas con los procesos mentales asociados con la regularización de los sentimientos.
Asimismo, muchos de esos estudios se ha comprobado la existencia de cierto componente genético que provoca que algunas personas tengan predisposición a padecer de depresión endógena. Inclusive, se concluyó que los descendientes de pacientes que sufren esto, tienen una mayor probabilidad de llegar a padecerla.
Sin embargo, no se le debe considerar como un factor determinante, ya que, de igual manera entra en juega el entorno en el que se desenvuelve cada persona. Por otro lado, conseguimos mitos que aún están en debate, en los que se alega que un factor estacional también suele incidir negativamente en el estado de la depresión endógena.
Actualmente, alrededor del mundo podemos toparnos con una creencia en la que se expresa que, la estación del año perfecta para que aparezca este trastorno, es el invierno. Durante este lapso de tiempo, se ha podido observar que los síntomas presentados empeoran significativamente por las mañanas.
Síntomas
Como ya lo explicamos anteriormente, los síntomas de la depresión endógena se parecen muchísimo a los de cualquier otra clase de depresión. No obstante, estos normalmente suelen centrarse más en padecimientos físicos, los cuales traen consigo el surgimiento de los síntomas cognitivos y actitudinales propios de la depresión habitual.
Es bastante común que las personas que presentan depresión endógena, empiecen a experimentar los síntomas sin previo aviso. Aunado a ello, es importante recalcar que, tanto el tipo, como la frecuencia y gravedad de los síntomas, pueden variar en función de cada individuo. Entre los síntomas más frecuentes observados en la depresión endógena hallamos:
- Aparición de trastornos del sueño como el insomnio, por colocar un ejemplo, lo que explica la razón de porque las personas que la padecen se sienten aún peor en las mañanas. De igual forma, en pocas oportunidades también se presenta el dormir en exceso.
- En relación al punto anterior, los pacientes pueden sentirse realmente cansados durante una gran parte del día. La fatiga que experimentan ocasiona su alto grado de pasividad, del cual muchos se aprovechan.
- Manifiestan trastorno del deseo sexual hipoactivo (TDSH), es decir, que en ningún momento del día quieren llevar a cabo cualquier tipo de actividad sexual. En líneas generales, su deseo sexual es muy bajo e incluso nulo.
- Experimentan fuertes sentimientos de tristeza y ansiedad, motivo por el que pierden todo clase de ilusión antes las cosas que en un pasado les gustaban. En cualquier situación los envuelve la tristeza o les supone un motivo de estrés y de ansiedad.
- Al sentirse vacíos e indiferentes en relaciones afectivas, suelen alejarse de sus parejas, familiares y amigos.
- Existe una constante supresión de la capacidad de reacción emocional. Una persona con un cuadro de depresión endógena no tiene la capacidad suficiente como para interesarse o reaccionar ante nada, absolutamente todo les da igual, por lo que no tienden a manifestar sus emociones.
- Disponen de una dificultad notable para concentrarse, recordar cosas y tomar decisiones por sí solos.
- Sin quererlo, tienen cambios de humor constantes y se irritan con facilidad.
- Su apetito cambia repentinamente, o lo pierden o comen en exceso. Por consiguiente, también pierden o aumentan de peso.
- Tienden a sentir niveles desproporcionados de inutilidad, culpabilidad, angustia y pensamientos suicidas.
- El dolor y malestar general presentado son muy persistentes y no se alivian con ninguna medicación, debido a que son somáticos.
Es importante destacar que, no necesariamente, es obligatorio que se manifiesten todos los síntomas mencionados para que se pueda establecer un diagnóstico de depresión endógena. En el Manual DSM 5 perteneciente a la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, se especifica que al menos 5 síntomas por un periodo de dos semanas sirven para un diagnóstico pertinente.
Tratamientos
En la actualidad, hay tres tipos de psicoterapia a corto plazo para tratar la depresión endógena: la cognitiva, la interpersonal y la conductual, en conjunto del suministro de fármacos. Pese a ello, desde hace un tiempo para acá, también se comenzó a emplear la psicoterapia psicoanalítica como tratamiento idóneo en este padecimiento.
La cognitiva se centra en el alivio de las manifestaciones depresivas, para así permitirles a los pacientes identificar y analizar sus cogniciones negativas mientras se los ayuda a desarrollar otras formas de pensamiento que sean más flexibles y positivas.
En la interpersonal se buscar tratar uno o dos de los problemas interpersonales del individuo, haciendo uso de un abordaje de comportamientos como: inseguridad, aislamiento social y pensamiento distorsionado. Por su parte, en la conductual se ayuda al paciente a establecer patrones conductuales adaptativos que propicien una retroalimentación adecuada con su entorno.
Por último, la psicoanalítica intenta conseguir un cambio real en el paciente, sin limitarse únicamente en el alivio de sus síntomas. En cuanto al tratamiento farmacológico, este no es más que la receta de antidepresivos para más allá de aliviar la sintomatología presentada, lograr su pronta remisión.
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