Existen eventos negativos que alteran la regularidad laboral. Sin duda, si las víctimas callan el Acoso sexual laboral, son cómplices de maltratos, abusos y humillaciones tanto de jefes como subalternos. Conoce a través de este post las implicaciones, conceptos y más.
Índice de Contenido
¿Qué es el acoso sexual laboral?
Diversas investigaciones han constatado que el acoso sexual laboral es una realidad que cada día es más presente. El término apareció por primera vez en los años 70 con muchos trabajos policiacos, además de estadísticas para entrevistar a todas las personas que han padecido de hostigamiento en sus lugares de trabajo. La lucha para fomentar la igualdad es persistente, porque al enaltecer estos valores, es viable eliminar este tipo de acciones comprometedoras ante la ley.
Es pertinente dejar en claro que la víctima no propicia este hecho, al contrario, muestra dignidad ante su acosador. Lo inevitable es que en muchas ocasiones prefieren omitir los incidentes por temor al despido o que el victimario invierta los papeles para salvarse de su responsabilidad. No obstante, se está frente a una definición subjetiva, porque la delgada línea del acoso o permisividad pueden romperse con gran facilidad.
El manejo de los conceptos es subjetivo, pero las diferencias también son bastante marcadas. El acoso sexual proviene por un deseo de trabajadores hacia jefes y viceversa. En este sentido, cuando el deseo sexual está a la vista, el empleado o jefe que lo detecta inmediatamente actuará para evitar la situación. En cuanto al escenario del acoso laboral, la víctima puede tardar más tiempo en percatarse de otras intenciones oscuras que coexisten en su entorno.
Comparten elementos en común como la humillación o el ataque directo a la dignidad. La víctima estará entre la espada y la pared, sin saber cómo actuar, pues considera que lleva las de perder. Este artículo exhorta a quienes padecen de este hecho denunciar a sus agresores inmediatamente al sufrir la primera agresión; de hacerlo, estará mejorando el ambiente de trabajo, con el despido o encarcelamiento de los culpables. Siempre es ideal hablar de las inquietudes que presente con el director de Recursos Humanos o con las autoridades pertinentes.
La conducta del acosador es variable a medida que intenta persuadir a su víctima. Los primeros días muestra una actitud amable y cordial, para ganarse la confianza de su presa. Posteriormente, en algún punto de la interacción dejará en claro sus malas intenciones. El acosador sexual a través de sus acciones no cabrá duda que es culpable de haber violentado a su víctima; por su parte, quien hostiga laboralmente considera que no ha hecho nada malo, al justificar su rol de jefe para tomar decisiones.
¿Es violencia de género?
Totalmente cierto. El acoso sexual laboral es un incidente que viola los derechos humanos de todas las personas. La repercusión social que tiene este hecho es innegable, porque en algunas ocasiones la víctima queda en entredicho y su nombre en tela de juicio, si los argumentos están en su contra, aun sufriendo del acoso en su trabajo anterior. Es innegable que la mayoría de las víctimas son mujeres, pero los hombres tampoco escapan de la persuasión que algunas féminas hacen en su labor, abusando de su poder para obtener algún beneficio pasional-sexual.
Podría ser como una bola de nieve en crecimiento, que arrastra todo a su paso. El acoso sexual laboral es muy delicado si la insistencia por causa de hostigamiento es cada vez mayor. Incluso, para las empresas representa un suceso negativo, porque su reputación disminuirá cuando el escándalo se da a conocer. Por este motivo, todo el personal que conforma este ambiente debe ser íntegro, con una visión sostenida en los objetivos a alcanzar en el negocio. Con ayuda de los Test psicométricos podrá reclutar a los mejores empleados.
Muchos creen que este fenómeno apenas es un mito y qué ocurre con menos frecuencia en los lugares de trabajo. No es verdad, porque los índices de acoso sexual laboral han ido en aumento con el pasar de los años. Posiblemente los cánones de belleza estén relacionados, con una atracción fuerte por un hombre o mujer que físicamente sea atractivo/a ante los ojos del acosador. Más adelante se suma una nueva causa: la lucha o abuso de poder de empleados y superiores.
No es un comportamiento aislado. Está presente todos los días en la empresa en que trabaje el agresor. Siempre hallará el medio para incomodar a su víctima con hechos físicos como un beso robado, tocar sus zonas íntimas o con comentarios de contenido morboso lascivo.
Si la proporción de hombres y mujeres en un mismo negocio es desigual, el acosador estará en ventaja ante las cifras de sus víctimas presentes y futuras. De igual modo, la solidaridad de todos debe prevalecer para realizar una denuncia formal ante las humillaciones o intentos de violación que el victimario haga.
En temas que conciernen a la ley, todos los trabajadores tienen el derecho de respetar la intimidad de los demás. Los jefes no están capacitados de ir más allá de sus labores para amedrentar a uno o varios de ellos. La relación entre ambas partes tiene que ser hermética, en que prevalezca el respeto, compañerismo y solidaridad. Diversas empresas dentro de sus cláusulas estipulan la prohibición de relaciones amorosas en el mismo personal, porque suele entorpecer el trabajo cuando los sentimientos están de por medio.
Estadísticas
En los párrafos anteriores se hace énfasis que el acoso sexual laboral involucra a hombres y mujeres. La realidad es que el sexo femenino presenta un indicio superior, gracias a que ellas están en contacto frecuente con jefes déspotas o que solo esperan un favor sexual a cambio de un aumento de suelo o ascender en la empresa. Si la víctima no está dispuesta a acceder a sus caprichos, es cuando comienza la lucha por soltarse de ese yugo y buscar el modo de denunciar el hostigamiento.
Lamentablemente, el papel de la mujer en el ámbito laboral suele colocarla en desventaja por jerarquía, inestabilidad o por subordinación. Así tenga buenas referencias, gran parte de los negocios optan por la contratación de hombres. Actualmente, las mujeres están recibiendo más oportunidades para demostrar sus destrezas en lo que se especializó, pero sigue estando por debajo de lo esperado.
Las mujeres que carecen de entradas cuantiosas de dinero, las que no recibieron educación profesional o poseen gran parte de la carga financiera padecen del acoso sexual laboral. Las afectadas prefieren no denunciar el hecho, omitir lo sucedido y no perder la única entrada de dinero que tienen disponible.
Callan las humillaciones ante las represalias de sus jefes, esto hace que incurran en un grave error, porque muchas féminas están atravesando por el trance y no exponen lo sucedido. Ellas ven la posibilidad de denunciar el acoso como última opción, cuando no tienen más remedio o están conscientes que su vida corre peligro de fomentar por más tiempo estos episodios incómodos.
La Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo en el año 2000 realizó una entrevista especial, cuyo resultado arrojó un 3% de acoso sexual laboral esporádico. En el mismo contexto, respalda la idea que no es un suceso aislado y que ocurre con frecuencia en el trabajo. Las mujeres que forman parte de la muestra, tienen el común denominador de haber sido acosadas un año antes de su ejecución.
Un hecho curioso es la cantidad desorbitada de mujeres que participaron en esta prueba, abarcando millones de ellas. Esto supone un problema de magnitudes superlativas que corresponde cortar de raíz.
Los hombres no están exentos de sufrir acoso sexual laboral, pero las cifras de esta estadística es evidentemente menor que las mujeres. Si bien no es comparable al ejemplo anterior, si es oportuno indicar que la taza de agresores recalca que el sexo masculino es el mayor incitador de la violencia sexual en el trabajo.
El acoso hacia las mujeres en España y Europa
La cuarta encuesta sobre Condiciones de Trabajo se llevó a cabo en 2007 para evaluar la situación de las mujeres que han emprendido rumbo en los negocios o hacen vida en empresas. Las mujeres de República Checa son objeto de acoso sexual laboral, dejando a las croatas en segunda posición con 7% en comparación con los 10% del primer caso. Tanto españolas como italianas apenas comparten un 1% de este problema, pero su población menor a los 30 años es la más propensa a sufrir de hostigamiento que aquellas mayores a 40.
El Instituto de la Mujer en 2007 revela una cifra más significativa en cuanto al acoso sexual laboral de mujeres españolas, con un total de 14.5%. Aquellas que no han cumplido los 34 años están en riesgo de padecer este mal. El sector industrial o empresas constructoras son los hogares en que reside la agresión y violencia sexual contra las mujeres.
De este 14.5% de mujeres afectadas, apenas un 8.3% tienen el valor de denunciar el hecho antes que ceder a las bajas pasiones de los victimarios. La empresa tomará cartas en el asunto para dictaminar si su jefe inmediato ha ejercido un buen rol o por el contrario, ha abusado de su poder durante su gestión. Brooks y Perrot (1991) exponen que las mujeres universitarias han experimentado este evento hasta un 80%, siendo el 5% que comenta al respecto para denunciar a sus verdugos.
Concepto de hostigamiento sexual
La definición clásica que aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española respecto al acoso sexual es la siguiente:
“Aquel que tiene por objeto obtener los favores sexuales de una persona cuando quien lo realiza abusa de su posición de superioridad sobre quien lo sufre.”
Tomar esta referencia es ideal para comprender los tres elementos establecidos por la OIT (1997) para que el acoso sexual laboral sea un hecho:
- Conductas que van hacia lo sexual. Al principio no es notorio, pero tarde o temprano el agresor deja ver sus intenciones.
- No corresponder al deseo sexual del victimario. La persona enaltece su dignidad por encima de un aumento sustancial de salario o sucumbir ante su jefe.
- El acoso es más hostil cuando el agresor humilla a su víctima por no ceder a sus caprichos.
El hostigamiento involucra presión, persuadir y acorralar a la víctima basado en chantajes, amenazas o condicionantes para hallar su punto débil y hacer que cumpla con sus propósitos. Inmediatamente frente a la primera insinuación sexual, es natural que el trabajador baje considerablemente su nivel de competencia.
El rendimiento no será el mismo a partir del descubrimiento que el jefe o jefa mantiene deseos sexuales ante su presencia. Por vergüenza callan todo lo sucedido para no alterar el ritmo laboral, pero lo idóneo es hablarlo con alguien o mejor aún, denunciarlo.
A continuación, una serie de conductas que son visibles con el paso del tiempo. Es momento de tomar nota o reflexionar si alguna de ellas está ocurriendo:
- Acoso leve: Comprende los chistes sexuales, piropos inadecuados, comentarios inoportunos, conversaciones sexuales o una mirada muy penetrante.
- Acoso moderado: Las muecas o gesticulaciones lascivas son notorias o imperceptibles, depende de la inteligencia de la persona en la comprensión de señas. Hay que prestar atención de estos indicios.
- Persecución media: Llamadas telefónicas constantes, invitaciones a salir, correos indeseados, regalos permanentes. Todas representan el preámbulo que incita al acto sexual.
- Acoso fuerte: El agresor está acostumbrado a violentar a su víctima. Por ejemplo: manoseo a sus partes íntimas, acorralar contra la pared, entre otros.
- Acoso muy fuerte: Es acá cuando el victimario pierde sus cabales para someter física y emocionalmente a su trabajador para el contacto sexual. Las amenazas son el común denominador.
El acoso sexual laboral nunca llega solo, porque su manifestación es posible a través de diversas conductas, de las cuales desprenden las siguientes:
- Conducta física: Tocar las zonas íntimas, dar palmaditas, leves pellizcos o cosquilleos fuera de contexto son síntomas leves que desencadenan un deseo oculto por parte del victimario. Por esta razón, el agravado debe notar todas estas señales que en lo absoluto son normales. Cualquier intento de coacción, por más insignificante que sea, debe denunciarse ante las autoridades correspondientes para analizar el caso e investigar la labor de esta persona en la empresa.
- Conducta verbal: Los comentarios obscenos nunca sobran en el lenguaje de una persona que desea sexualmente a otra. Si alguien es objeto de proposiciones indecorosas, palabras lascivas y más, también está en el deber de denunciar, porque es un abuso verbal.
- Comportamiento no verbal: Es la conducta más delicada y peligrosa en el acoso sexual laboral. Si el provocador es rechazado con vehemencia, hará todo lo que está a su alcance para dañar la integridad de la víctima. Por ejemplo, exhibir fotos desnudas en sus redes sociales, difundir chismes de pasillo o aceptar que ese sujeto ha accedido a sus deseos, sin ser cierto.
Casos frecuentes
Los siguientes casos de acoso sexual laboral son reconocidos por su reiteración en empresas o negocios. En otro orden de ideas, sería ideal conocer a fondo la Teoría de Carl Rogers de la personalidad, que hasta la fecha mantiene premisas destacadas.
- El compañero de trabajo invade el espacio vital de la persona, hasta generar incomodidad. Desocupa sus labores para cortejar a quien desea.
- El superior o compañero de trabajo se vale de artimañas o amenazas para salir a compartir o mantener relaciones sexuales.
- El trasfondo podría ser fuera de la oficina, con la persecución del superior o compañero de trabajo cuando la víctima finaliza su labor y se dirige a su hogar.
- Los clientes también son considerados como agresores si faltan el respeto a los empleados con tocamientos o comentarios fuera de contexto.
En el código penal
La Comunidad Europea en una de sus reuniones sostenidas el 27 de noviembre de 1991 defiende la integridad de hombres y mujeres que son acosados en su trabajo con el siguiente postulado:
“Todo tipo de comportamiento de naturaleza sexual que hostigue a mujeres y hombres, la afectación de su dignidad, con origen entre compañeros de trabajo y superiores, resulta inaceptable. No tiene razón de ser y la persona así lo verá, como actos que no tienen lugar y que nunca deben pasar en los establecimientos laborales, reconocidos o no”.
“La negativa de los agravados será de manera explícita o implícita. Eso aumentará o disminuirá el nivel de sometimiento que compañeros de trabajo o superiores tienen con su víctima.
Este evento incidirá en el crecimiento profesional del individuo y para ir más allá, de su propio salario. El ambiente laboral cambiará conforme el acoso esté presente, como el trato hostil, intimidatorio y humillante. Cada vez que el ser violentado manifiesta su inconformidad, retrata una desigualdad de trato con el resto de personal”.
Es toda conducta física o verbal que incita al acto sexual. Como ha sido cuestionado en este post, los involucrados en su práctica no dejarán ver sus intenciones en primera instancia, porque de lo contrario quedarían en evidencia y su presa escaparía más pronto de lo que piensa. Si el hecho es propiciado por un superior, la imagen de la empresa entera se verá afectada a tal grado que las investigaciones llegarán hasta las últimas consecuencias.
Por el contrario, si es un subalterno, el jefe tomará medidas para evitar una desgracia, siempre y cuando la parte agravada denuncie el acoso sexual laboral. Existen preguntas muy interesantes, como ¿Qué hacer en caso de bullying? Un tema muy peliagudo en tiempos actuales.
La Directiva 2002/73/CE también ofrece su propio concepto de este tema, al asegurar que son agresiones verbales, no verbales y físicas que atentan contra la integridad de las personas. A menudo, el entorno es tóxico con trato hostil, humillante y con acciones lascivas permanentes, por ser el mecanismo que el agresor utiliza para lograr sus fines.
Acoso sexual en Europa
El Código de Prácticas 1991 refiere una serie de estatutos que valen la pena repasar en este post. Para iniciar, realizan una clasificación sistemática de todas las conductas sexuales aplicadas por los obscenos, como comportamiento de naturaleza física, verbal y no verbal.
NOTA: Las definiciones ofrecidas a continuación son similares a las expuestas en apartados anteriores, pero desde el punto de vista por el Código de Prácticas 1991 y la Comisión de Comunidades Europeas.
Conducta verbal de naturaleza sexual: Todo el discurso ofrecido por un compañero de trabajo o superior para insinuar un deseo sexual es causa probable de acoso y posterior denuncia. Muchas veces el victimario no mide sus palabras y tiende a ser lascivo con ellas. Por otro lado, la víctima al reconocer esta pasión oculta permanecerá distante de él/ella y solo referirá asuntos de trabajo.
Constantemente están tercos en sostener relaciones fuera de su trabajo, porque si bien quiere lograr sus metas pasionales, también pretende cuidar su puesto y la imagen de la corporación.
No verbal de naturaleza sexual: La Ley Orgánica 3/2007 promulgada el 22 de marzo marca como la pornografía y exhibición de fotos comprometedoras como los ejemplos más claros de esta definición. El panorama descrito es un caso extremo originado por el rechazo, pero las miradas impúdicas, silbidos o gestos son los síntomas iniciales que el acoso sexual laboral está tocando a la puerta del implicado.
En el título 1 y artículo 7 de esta Ley hace énfasis que hombres y mujeres deben ser tratados por igual en el espacio laboral, con el respeto que merecen, hasta que logren desarrollar todas sus destrezas, porque al final es lo que importa a la empresa.
Comportamiento mixto: Involucra todas las conductas de las anteriores, con el objetivo de amedrentar la integridad de la persona. Acá el provocador tendrá las herramientas suficientes de hostigar a su presa sexual. Sin embargo, en sus manos está denunciar el hecho para que las autoridades actúen o hacerse la vista gorda ante la presión o miedo al desempleo.
La conducta cambiará en función del sexo del afectado. De todos modos, la afectación de su dignidad es el común denominador que derrumba las aspiraciones del trabajador o superior por salir adelante, en cumplimiento de una labor impecable.
Por razón de género
Este evento en sus primeras manifestaciones no tiende a ser violento, a menos que la persona se rehúse a los favores sexuales o proposiciones del delincuente. Gracias a estos indicios, el acoso sexual laboral es un fenómeno de carácter psíquico que físico. Superar estos límites conlleva a asesinatos, violaciones, exposición abrupta de la víctima con montajes o fotos reales que enmarcan en pornografía y más.
Todo individuo es permisivo con estos comportamientos o son capaces de denunciar el hecho. Quienes están agrupados en el primer segmento son aquellos que tienen miedo del despido, la negación del salario o chantajes que guarden relación con la función que ejecuta en la empresa o negocio.
Por otro lado están los valientes, que no callan lo sucedido y prefieren denunciar el acoso para librarse del yugo o sometimiento del emisor. De igual modo, estas conductas son relativas conforme al nivel de tolerancia que las víctimas tengan cuando asumen que son acosados en sus trabajos.
Esta postura para el emisor de las agresiones no tiene importancia alguna, porque continuará persuadiendo a su víctima hasta satisfacer sus deseos sexuales. Desde luego, esta acción no conlleva a la reciprocidad, porque el receptor mantendrá una posición digna, defendiendo sus valores y principios éticos. Al no prevalecer el elemento de correspondencia a estos impulsos, la conducta es repetitiva, como un círculo vicioso sexual que podría desencadenar una tragedia si no hay un tratamiento inmediato al respecto.
El acoso sexual laboral posee varios puntos de inflexión que reflejan su objetivo. Por ejemplo, cuando un trabajador o trabajadora inicia sus funciones en la empresa, el compañero de trabajo o superior mostrará una actitud amable y cordial, como corresponde en estos casos de reclutamiento y primeros días. Posteriormente, empezará a ganarse su confianza con citas, almuerzos formales o designación de roles diferentes a lo que está haciendo.
Al considerar que ha alcanzado la confianza de su receptor, prepara una serie de piropos verbales, no verbales, chistes pesados, actitudes sospechosas como miradas intimidantes, tocamientos, coqueteos directos, regalos costosos y un poco más. La mayoría de estos delincuentes empresariales o laborales dan a conocer sus intenciones cada vez que agotan los recursos para agradar a su víctima.
Reaccionar ante esta situación es complejo, porque al principio tiende a incomodar, pero en paralelo imagina su vida fuera de ese trabajo al que tanto costó llegar y es por ello que omite lo ocurrido como si nada sucedió, por cuidar el puesto.
La conducta siempre será inesperada, pero nunca aislada, porque ocurre más a menudo de lo que muchos lectores de este post imaginan. Sin duda es un tema delicado, de connotaciones penales de gran peso si el emisor ha excedido su comportamiento hasta el límite de lo permitido. La mayoría son mujeres, quienes permanecen en vilo ante la posible violación que pueden sufrir en sus trabajos por causa de sus jefes.
Tipos
Hay dos maneras específicas para determinar el acoso sexual laboral. El primero es conocido como chantaje sexual o acoso quid pro quo, seguido por el acoso de intercambio, muy común porque los jefes son los propulsores de esta manipulación.
Chantaje sexual
Consiste en las amenazas condicionantes que ejecuta el compañero de trabajo o superior para obtener un beneficio sexual. El argumento sostenible se basa en el despido o negación de beneficios que son propios para el trabajador, si no accede a las relaciones sexuales o una relación clandestina fuera de las instalaciones. Si la amenaza proviene del superior, entonces se está frente al abuso de poder que comete para obligar a sus trabajadores a cumplir con su voluntad lasciva.
El poder tiene mucho que ver para lograr los propósitos, porque los afectados tendrán miedo ante las represalias que su máxima autoridad tomará si es rechazado.
El delincuente tendrá en sus manos la opción de despedir a la víctima; pero no solo eso, porque además cuenta con toda su información personal, la misma que entregó a Recursos Humanos desde su contratación. Estos datos podría usarlos en su contra, como saber dónde vive, quiénes son sus familiares, entre otros, para introducir más chantajes graves como ocasionar daños físicos a un familiar si no cumple sexualmente con él/ella.
Acoso sexual ambiental
También conocido como acoso de intercambio gracias a los conceptos diseñados por la Comisión Europea (INSHT, 2001c). Su fin es el intercambio de beneficios por un favor sexual. Mientras el abusador sufre de negativas, mayor será la hostilidad con que le trate una vez frecuenten lo mismos lugares de la empresa. Las humillaciones no se harán esperar, con la asignación de oficios que no están vinculados al área laboral que desempeña.
Es una forma de llevar al límite a esa persona, probar su dignidad, hasta que no tenga de otra que bajar la guardia y aceptar las condiciones de su atacante.
El entorno laboral permanecerá tenso una vez que ambas partes estén frente a frente o tengan que trabajar en cercanía. Los violentados experimentarán un cambio notable en el trato y consideraciones de su compañero o jefe, gracias al rechazo reiterado por no sucumbir sexualmente a sus requerimientos. Si el asunto sale de control, el resto de personal percibirá que algo fuera de lo común está ocurriendo en la propia empresa y la integridad de ella quedará en entredicho si la denuncia se hace formal.
Es natural que el trabajador visualmente afectado no dispondrá de los recursos suficientes para salir adelante en su puesto. No podrá explotar todas sus habilidades profesionales ante la insistencia de una persona acosadora que solo tiene pensamientos lascivos de sí. Gracias a eso, todos y cada uno de los empleados que componen una institución deberán permanecer alertas si el trato de compañeros o superiores es inusual con uno o varios integrantes, pues está rompiendo la armonía y ética que cada quien supone debe enaltecer.
Las Comisiones Obreras de España publicaron un artículo en el año 2000, que expresa el entorno laboral común en que prevalece el acoso sexual laboral. En otras palabras, la cultura ha permitido que esta acción se esté legitimando en todo el mundo por no denunciar los incidentes internos que ocurren allí. El acoso sexual laboral no escatima jerarquías, porque sucede entre empleados, de superior a superior o superior a empleados.
Perfil psicológico del acosador
El Código Penal Español identifica el papel de abusador como aquel que aplica una serie de acciones con finalidad de satisfacer sus deseos sexuales propios o de un tercero. Es profesional, compañero de trabajo, cliente o prestador de servicios. No importa el sitial que ocupe en el ámbito laboral, porque al mirar para intimidar, hacer comentarios groseros, expresar obscenidades, toquetear a las personas y otros indicios hacen de este sujeto alguien peligroso para la sociedad y que se valdrá de chantajes para salir triunfador en su deseo.
Generalmente es un hombre casado, con familia, herederos y de un estatus privilegiado en el mundo empresarial. Conoce muy bien el manejo del poder, así como descubre lo arbitrario que puede ser con el mismo. No siente empatía por su personal, presenta un carácter desagradable que raya en lo infantil. Está consciente de sus bajas pasiones y no se detendrá hasta que su víctima tenga relaciones sexuales a su lado. Por otro lado está la víctima, cuya caracterización es indeterminada.
No obstante, la mayoría son mujeres de escasos recursos, con carga familiar elevada o responsabilidad parental de mantener el hogar si sus progenitores ya no están en capacidad de trabajar.
El género femenino es vulnerable, pero también destacan aquellas que sin importar las consecuencias toman la decisión de renunciar y hacer frente al escándalo o que su versión de los hechos sea poco creíble ante los ojos de su comunidad. De igual manera hay que felicitar la perseverancia y el coraje para romper este círculo de acoso sexual laboral.
Consecuencias
Las acciones de hostigamiento de mediano a largo plazo convierten a todos los trabajadores en seres muy vulnerables, hasta ser los títeres sexuales de sus compañeros o superiores. Descubre algunas consecuencias del acoso sexual laboral a continuación:
- Ausencia en el trabajo de forma injustificada. La víctima prefiere estar en su hogar que recibir humillaciones del abusador.
- Enfermedades psicológicas e incluso malestares físicos que desprenden de inconformidades vividas en el ambiente laboral.
- Disminución de la cantidad y calidad de trabajo. Es entendible que ante el acoso, nadie rendirá de la misma manera que un empleado con libertad de expresión y que no es perseguido sexualmente por alguien del mismo lugar.
- Carencia de motivación para trabajar. De desaparecer este elemento, la renuncia es un hecho secuencial que permitirá a la persona abandonar ese entorno nocivo para su salud mental. Sin embargo, el abusador no aceptará de buenas a primeras este abandono, por lo cual hará lo que está a su alcance para retener a su presa el máximo tiempo posible.
Prevención
- Hacer una declaración solemne para que todos los empresarios estén comprometidos a respetar a sus subordinados y viceversa.
- Los supervisores tomarán cartas en el asunto si existen anomalías en el ambiente laboral.
- Los garantes deben asegurar que el entorno laboral sea armónico en el horario correspondiente.
- Animar a la solución de problemas de manera formal.
Evaluación
Son varias fórmulas para hacer entrevistas a las partes involucradas, aunque el peso recae en buen porcentaje en las víctimas de acoso sexual laboral. Entre las alternativas a utilizar comprenden las siguientes:
- Anamnesis sociolaboral: Recauda datos básicos de los afectados y superiores. Sexo, edad, tiempo de establecimiento en el trabajo y más.
- Análisis de las condiciones psicosociales del trabajo.
- Valoración de las consecuencias cuando un trabajador o jefe incurre en el acoso sexual laboral.
- Recursos personales de afrontamiento.
- Descripción temporal de todos los sucesos llevados a cabo desde el primer intento de acoso.